La termorregulación es el proceso por el que los organismos mantienen una temperatura corporal interna estable dentro de un determinado intervalo a pesar de los cambios en el entorno exterior. Tanto los reptiles como los anfibios son animales ectotermos, lo que significa que su temperatura corporal se ve influida principalmente por el entorno, en lugar de regularse internamente como los animales endotermos (por ejemplo, mamíferos y aves).

Adoptan varias estrategias de comportamiento para regular la temperatura corporal. Dependen de fuentes externas de calor, como el sol o las superficies calientes, para calentar su cuerpo, y buscan la sombra o zonas más frescas cuando necesitan refrescarse. Es importante tener en cuenta que los anfibios tienen estrategias termorreguladoras ligeramente distintas a las de los reptiles, debido a su piel más permeable y a sus hábitats húmedos.

Ejemplo de termorregulación termoprotectora; Meroles cuneirostris levanta las patas, los pies y la cola de la superficie para evitar quemarse. – por K. Dannowski.

Moverse entre sitios calientes y frescos/húmedos
La mayoría de los reptiles utilizan el calor radiante directo del sol (asoleamiento) en combinación con el calor conductor de superficies calentadas por el sol, como ramas, rocas u otras estructuras que acumulan calor, para aumentar su temperatura corporal. Al absorber el calor de su entorno, pueden elevar su temperatura corporal a un nivel que potencie su actividad metabólica. Cuando las temperaturas son demasiado elevadas, los reptiles y anfibios pueden buscar refugio a la sombra, excavar en el suelo o esconderse en la vegetación para reducir su exposición a la luz solar directa y evitar el sobrecalentamiento. Los anfibios tienen la piel fina y húmeda, lo que puede provocar la pérdida de agua en condiciones de calor y sequedad. Pueden buscar zonas húmedas o encontrar otras formas de mantener su piel hidratada. Muchos anfibios, sobre todo las especies acuáticas, se termorregulan moviéndose entre aguas superficiales cálidas y profundidades más frías.

Cambios posturales
Los reptiles pueden ajustar la orientación de su cuerpo para maximizar o minimizar la absorción de calor del sol. Pueden aplanar el cuerpo para aumentar la superficie y absorber más calor o levantarse del suelo para reducir el contacto con superficies calientes.

Patrones de actividad
Las especies pueden ser más activas durante las horas más cálidas del día y en determinadas estaciones, y volverse menos activas o entrar en un estado de letargo o hibernación durante los periodos más fríos. Esto dependerá sobre todo de su hábitat y del clima.

Adaptaciones fisiológicas
Algunas especies pueden tolerar rangos de temperatura relativamente amplios, mientras que otras han desarrollado adaptaciones específicas para sobrevivir en entornos extremos, como la capacidad de desconectar funciones corporales no esenciales durante los periodos fríos. Varios animales pueden incluso controlar el flujo sanguíneo a sus extremidades: la vasodilatación (expansión de los vasos sanguíneos) se utiliza para aumentar el intercambio de calor y calentarse, mientras que la vasoconstricción (estrechamiento de los vasos sanguíneos) ayuda a conservar el calor cuando hace frío. Los reptiles con piel o escamas oscuras a menudo pueden alterar su color para absorber o reflejar la luz solar, influyendo así en su temperatura corporal.